Recuerdo aquel día donde mi mirada se cruzó, en un total atiborramiento de personas, con aquella preciosa y perfecta mochila de color verde, la alcance a ver a lo lejos, colgada en un escaparate de una gran tienda española, desde ese momento la tome en mis manos y nunca la he dejado, fue por el año 2003, estudiaba yo el último año de preparatoria. Al llegar a mi sagrada intitucion educativa, yo llegaba con la cabeza en alto, como si conociera algo que los demás no, como si tuviera el tesoro mas preciado, mi amada mochila verde. Recibía muchas miradas, muchos cumplidos, muchas envidias, recuerdo comentarios de personas que pretendian algun día llegar a tener una mochila como la mía, pero me pertenecia, es única, porque es mía, porque nadie mas la tiene, eso la hace única y especial, existe una conexión mística entre ella y yo, la conozco como si fuera mi mejor amiga, la respeto como a mi peor enemigo, la consiento, como la mochila de mi ojos, la adoro con cada respiro de mi alma. La veo y grita mi nombre. En los nublados días, que no me acompaña, el cielo se torna gris y seco, pero se que llegaré a mi casa y la veré colagada, ahi descansando, en perfecta paz. Es una inseparable compañera, me da el honor de acompañarme a los lugares mas insólitos, desde un miserable mercada, hasta una cita romántica. Dentro de ella han desfilado, alfileres, cuadernos, cafés, ideas y suspiros. No puedo salir a una nueva aventura cotidiana sin ella.
Mi querida y adorada mochila verde,
TE AMO

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